miércoles, 10 de noviembre de 2010

Las ONG y la comunidad, las ONG y el Estado



El verdadero desafío en el ámbito del desarrollo no se trata tanto de influir en los acontecimientos nacionales y en la política internacional (aunque evidentemente también es importante), sino más de construir procesos sociales sostenibles desde abajo, para asegurar un verdadero empoderamiento desde la base. El objetivo del desarrollo "desde abajo" es, sin duda, que los pobres y los que no tienen poder identifiquen sus propias necesidades e intereses y obtengan una manera de influir en las políticas que les afectan. No significa que las ONG de desarrollo intermediarias no tengan su propio papel a desempeñar, o que las personas que trabajan con ellas no tengan sus propios intereses por los que luchar. Lo que significa es que si sinceramente su objetivo es contribuir al proceso de cambio social desde la base, debe demostrarse que los hombres y las mujeres con los que trabajan son cada vez más capaces de efectuar, por sí solos, cambios en sus propias vidas.

En mis 20 años de experiencia en América Latina, este empoderamiento no se regala. Precisamente por el hecho de que muchas ONG surgieron en una época en la que el cambio político estructural estaba a la orden del día, muchas se centraron en como podían producir este cambio, a expensas de los procesos en los que estaban involucradas. La falta de atención a los temas de género, el carácter jerárquico del proceso de toma de decisiones dentro de muchas ONG y la tendencia a institucionalizarse en lugar de aumentar la capacidad de los pobres para manejar sus propios asuntos, apunta al abandono generalizado de los procesos de cambio en la base.

Esto no significa que el cambio político haya dejado de ser importante. Es tan importante como siempre. Mi objetivo es destacar el hecho de que ahora, ante todo, debemos poner mayor énfasis en comprender los procesos sociales que son tan importantes para generar cambios significativos y sostenibles en las vidas de las personas. Los programas de desarrollo más técnicos y más asistenciales tienen un impacto sobre las relaciones sociales de los grupos a los que van dirigidos. Pero muchas ONG parecen más interesadas en el papel de influenciar al Estado, o en potenciar su capacidad o eficiencia técnica, que en examinar su propia relación e impacto sobre las comunidades con las que trabajan.

Los procesos sociales son difusos y difíciles de medir. Una tarea importante que nos espera ahora es la de identificar los criterios para determinar por qué apoyamos a algunas ONG y a otras no. Académicos y profesionales podrían trabajar conjuntamente, recurriendo a la amplia experiencia de campo de las organizaciones intermediarias y analizando lo que hay detrás del éxito o el fracaso de cada programa. Ayudaría a evitar caer en la trampa de convertir a la "ONG" en la última palabra de moda del desarrollo, atrayendo fondos para reforzar la capacidad institucional de estas organizaciones, sin garantías de que sean eficaces a nivel social.

No hay comentarios:

Publicar un comentario